¡Que interesantes son los humanos!

JUAN SANTANA El once de julio del año 2009 cumplo años en Irlanda. Tengo de regalo, una camiseta con el Ché Guevara impreso, en la parte delantera. Estoy paseando en Dublín a las siete de la mañana de un sábado, donde observo cuatro personas contadas. Un señor barriendo las calles, tres paseantes solitarios y un perro callejero, sintiendo que Irlanda es mía. Parece como si el Che también paseara conmigo. Todavía sigue vivo, con su revolución, con la entrañable transparencia de su querida presencia. Nací en Gran Canaria, vivo en Tenerife y en agosto del mismo año, estoy en la isla de La Palma.

En La Palma, vivo en el municipio de Tijarafe y voy al quiosco de Josito, para tomar un vaso vino palmero Vega Norte, de esos que aquí te espero. Allí encuentro a José Luis, un conocido venezolano muy pudiente económicamente, que nada más verme, miró al Ché de mi camiseta y soltó, ¡Oye pana, quita a ese hijo de puta de mi vista!

Mi filosofía del equilibrio respondió con paciencia al amigo venezolano, respondiendo que no tiene por qué enfadarse, porque pierde el tiempo. El pana demostró una vez más, que Ché Guevara sigue levantando neuronas y hace muchos años que murió. También dije, que no puedo opinar del Ché Guevara, porque no conocí personalmente al Ché. Me gustaría hablar con dos personas que conozcan o crean que lo conozcan y escuchar sus versiones, para luego dar mi opinión al respecto. Confirmamos que el Ché sigue vivo. El Ché fue desde Argentina hasta Cuba, pasando por Irlanda, para terminar en la camiseta de un canarión, discutiendo en la isla de La Palma, con el amigo venezolano, escribiendo esta historia en Tenerife. Una amiga en su día, confesó que por mi forma de ser podía darle la mano al Ché. Pero termino con la frase de mi hija, cuando estaba viendo obligatoriamente un programa de la televisión de esos del marujeo, porque dijo, «¿No es feo, hablar de alguien cuando no está?».